EL REGALO DE LA INTIMIDAD

by - septiembre 05, 2020

Intimidad, divino tesoro del que podemos gozar todas las personas.



Mientras buscaba la imagen para esta entrada del blog, se me ocurrió escribir la palabra «soledad» en el buscador de imágenes donde las tomo. Mi intención fue buscar una representación gráfica de lo que es la intimidad; para mi sorpresa, me encontré con fotografías de personas tristes, generalmente en blanco y negro, con una mirada de desesperanza terrible. Dije, que mal que la soledad sea interpretada como un hecho de tristeza y no como una oportunidad personal para estar alegres. 

Es común pensar que la palabra «intimidad» hace referencia a actividades sexuales o temas de la misma índole. De acuerdo a la definición del diccionario, este término tiene distintas interpretaciones, sin embargo, todas ellas se resumen a un derecho universal: la P R I V A C I D A D.

En los retos de nuestra vida diaria, solemos ir tan a prisa que muchas veces olvidamos apreciar actividades esenciales que casi siempre realizamos. Pensaba en que, como personas deberíamos estar agradecidas porque se nos permite tener nuestro propio espacio de momentos íntimos. Yo también estoy de acuerdo en que la intimidad involucra actividades sexuales, pero creo que cometemos el error de verlo solamente de esa manera. Cosas tan básicas como ducharte, vestirte, ir al baño, comer con las manos o autocomplacerte, forman parte de la privacidad que gozamos las personas. 

Piensa un poco las veces en las que has realizado algo a escondidas porque si alguien más te viera sería penoso, ahora recuerda lo bien que te has sentido cuando te encuentras a gusto, en la total plenitud de estar en casa haciendo todas aquellas cosas en donde no imaginas a un grupo de gente mirándote.

Lo mejor de la privacidad es que todas las personas nos convertimos en seres libres sin ataduras ni temores, la palabra "vergüenza" no existe para nosotros en esos momentos. Considero que una de las mejores partes de ser dueños de nuestro cuerpo, tiempo y espacio, es que somos autónomos para tomar nuestras propias decisiones. 

A veces la consciencia de la intimidad se ve atrofiada por individuos cercanos a nosotros, sobre todo nuestros padres: "¿Por qué te cierras la puerta?" "¿Para qué quieres estar solo (a)?". No se trata nada más de acciones, sino de sentimientos, emociones, pensamientos y deseos. Todos alguna vez hemos soñado con momentos inusuales que quisiéramos pasaran en nuestra vida, cuántas veces no hemos llorado en secreto, o cuando nos sentimos frustrados o molestos (as) y no queremos ver a nadie, suele suceder que ni las personas con las que vivimos respetan nuestros espacios sagrados. 

Por ello, creo firmemente en que el derecho a la privacidad es una cuestión de la que todos debemos tener consciencia y dar las gracias por el momento en el que puedes disfrutar de la compañía más importante: LA TUYA. 

Como explicaba unas líneas más arriba, eres un ser privilegiado al poder tomar tus propias decisiones, y esto significa que si tú decides compartir tus espacios personales con alguien más, la otra persona debe respetar esa confianza otorgada por ti, así sean fotografías, un secreto, una confesión, etcétera. 

Busquemos libertad en todo lo que hagamos, actuemos siempre con responsabilidad y erradiquemos la idea de que soledad es igual a melancolía. 



¡Gracias por leer! :)

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